martes, 18 de junio de 2013




               
Y de repente, sos grande. Sos grande y no sos austronauta. Ni cowboy, ni veterinario. Sos grande, y tenés un laburo de mierda, mucho menor a tu capacidad intelectual. Un trabajo que te hace olvidar las ganas que alguna vez tuviste de recorrer Latinoamerica, o de conocer Africa. Y te conformás todos los días pensando en que bueno, podría ser mucho peor. Pero no podría ser peor, porque ya no hay tiempo de que lo sea. Ya no podés correr con una toalla colgada en la espalda. No podés, porque ya sos grande y no sos ni Batman, ni Linterna Verde.
Y pensás en cuál habrá sido el momento. Sólo te acordás de que eras chico y ahora sos grande. Como si en el medio hubiera una dimensión inaccesible llena de decisiones erradas. Y mientras recorrés los últimos nueve años como un álbum interminable de fotos improlijas, te das cuenta de algo. Hay imágenes cada vez más parecidas. La misma ropa, los mismos lugares. Las mismas acciones. Ahí estás vos, con una taza de café en las manos frente a la computadora. Ahí estás, vestido con ese traje que siempre te quedó grande, pensando siempre en las vacaciones, en las únicas dos semanas al año en las que te vas a relajar. Las dos semanas en las que te la pasás pensando en que hubiera sido mejor quedarte laburando, si total, el mundo está lleno de pelotudos y rodeado de pelotudos nadie se relaja.
Entonces, de a poco, vas tirando las fotos repetidas, o las que te parecen que no aportan nada. Las tirás a todas, hasta quedarte con sólo una en las manos. Ese viaje que planificaste con Paula. Ese viaje que te ilusionó por tanto tiempo y que ya no recordás por qué no hiciste. Te quedás mirando la foto y sin darte cuenta, estás parado. Estás parado frente a tu jefe, diciéndole que querés irte, que querés viajar. Que no te querés ir más a Mar del Plata. No, a Mar Azul tampoco.  Que dos semanas no le sirven a nadie, y menos con un sueldo así, que estás harto.
Entonces tu jefe se para, y te palmea el brazo. Te sonríe con una mirada ensayada de padre comprensivo y te ofrece aumentarte el sueldo un diez por ciento y, si Juan, sólo porque sos el empleado con más antigüedad de la empresa, darte tres semanas de vacaciones. Vos lo mirás sorprendido, porque no entendió nada de lo que le dijiste. Le mirás el traje Armani y la corbata salmón que le regaló su mujer para el aniversario. Lo mirás con odio, porque en él se encuentra todo lo que está mal con el mundo. Lo mirás, y aceptás el aumento.

Lo aceptás, porque ya sos grande, y ya te olvidaste cómo jugar a ser un superhéroe.

jueves, 16 de agosto de 2012

Siempre odié la costumbre. Hasta que me acostumbré a odiarla.

martes, 15 de mayo de 2012

Hoy me robaron por primera vez en Buenos Aires. Es un bajón, como siempre. 


Lo que me resulta repugnante de esta vez es que nadie emitió siquiera una señal de enojo. Es más, la mayoría me dijo frases como "Bienvenida a la gran ciudad" o "pero...como tenías agarrado el bolso?".  


Se supone que las cosas que tendrían que causarnos indignación pueden haberse tornado en una mera resignación? Se supone que es culpa mía que me hayan robado? 


Vivir en una Ciudad Gótica que Batman ya no visita o en una Metrópolis sin Clark Kent, es injusto.


Se supone que debemos aceptar?

miércoles, 8 de febrero de 2012

Estoy acá. En Buenos Aires.

Estoy acá; en Buenos Aires.

Estoy acá, en Buenos Aires.



Estoy acá.
Trataría de comprender tu vacía inseguridad si por un momento te pararas a verte.


O a verme.
- No te vayas - Me dijo G.

- Si no me fuera, no sería quien soy. Sería yo, a la mitad. Y no me querrías tanto como para pedirme que no me fuera.
Hoy se murió Spinetta. Hay gente a kilómetros de acá que no sabe quien fue, ni sabe que existió.

De repente, otra idea se aproxima a mi cabeza.

Hay gente a metros de acá que no sabe quien soy, ni sabe que existo.

No somos siquiera puntos en el universo.

lunes, 24 de octubre de 2011

Todo es un potencial mosquito cuando son las cuatro de la mañana y prendés la luz intentando vengar las ronchas de tus pies.

miércoles, 13 de julio de 2011

Evolución.

Dentro de las características de un mundo evolucionado, imagino la prohibición de las sungas y del no gusto por el palmito.

Quienes quieran felicitarte por tu cumpleaños, se encontrarán con la necesidad de visitarte ya que la posibilidad de llamarte para preguntar "cuan diferente te sientes" no existirá.

Deberán tenerse 53 años para que se considere a una persona como mayor de edad, y sólo a partir de esta se adquirirá el derecho al voto.

El dinero dejará de ser un arma. Y el fútbol será tan sólo un juego.

lunes, 17 de enero de 2011

Si en este siglo, a alguien se le ocurriera nombrar a su hijo "Luis XIV", sin duda no se le permitiría.

No vaya a ser que se le afecte el autoestima al niño de solo pensar de que ya existieron otros Luises antes que él.

jueves, 6 de enero de 2011

No importa cuantas veces pierdas. Siempre vas a querer jugar otra partida de Solitario.

miércoles, 5 de enero de 2011

Recorro, obsesivo, el mismo camino de hace tres años. Piso las mismas baldosas. Primero las blancas, luego las azules. Si no lo hago, vaya a saber que pueda llegar a ocurrirle a la humanidad. El mismo perro negro vuelve a ladrar. Me quejo para mis adentros. No se me ocurre ninguna razón por la cual mi vecina pueda reír tan fuerte, tan temprano. La vecina, que luego de tres años, aún no me reconoce. Vecina que ya he empezado a detestar ya que luego de tres años sin reconocerme, ríe fuerte, sin saber que estoy allí. Que estoy allí, enamorado de ella. Tan enamorado como para recorrer el mismo camino durante tres años tan sólo para llamar su atención.

En un instante blanco, el perro deja de ladrar.La vecina me mira y esboza la sonrisa más amplia que jamás le he visto a nadie. Finalmente lo he logrado.

Asustado, bajo rápidamente la mirada. Por un centímetro, no he pisado la baldosa equivocada.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Septiembre nos da la bienvenida con el dia más gris del año y la ironía de siempre.

martes, 31 de agosto de 2010

Extraño algunas cosas de mi vida pasada. Quisiera que regresen tal como las conocí.
Cosas buenas empiezan a pasarle a la gente buena.